El impulso cada vez más
creciente de la policía en todas sus esferas de actividad, se debe en gran
parte a la intervención de la ciencia, en lo que respecta a la manera y métodos
de investigación de los delitos y del descubrimiento de los presuntos
culpables. Esta policía científica que se vale de laboratorios compuestos de
los equipos más modernos y de expertos especializados en su manejo, desconfía
de las pruebas tradicionales (el testimonio y la confesión), trata de obtener
pruebas eficaces, concretas y definitivas por medio de la verificación objetiva
en el laboratorio, sin abandonar la sutileza propias del espíritu de investigación
que tienen algunos para las pesquisas; ese conjunto de conocimientos, mitos y
experiencias que hoy en día utiliza la policía científica, es lo que se llama Criminalística.
Desde el punto de vista
jurídico social, esta ciencia ha puesto a los jueces, a los magistrados en la situación
de tener que tomarla en cuenta a la hora de emitir un fallo, mediante la debida
apreciación para establecer la exacta y correcta concordancia entre el hecho
probado en el laboratorio o en el despacho policial y la valoración legal fijada
previamente en los ordenamiento jurídicos.
La importancia de esta
disciplina se acredita si tenemos en cuenta que en la práctica policial y
judicial, donde se enfrentan las garantías constitucionales y la
responsabilidad jurídico social, no basta solo saber que un hecho punible se ha
cometido sino que, además, es necesario probar como, cuando y quien realizo el
mismo, a los fines de imponer una sanción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario